lunes, 17 de junio de 2013

Micro relato "Piensa en rojo": Carta a Sofía

¿Podría vivir solo, sin nadie más? Hubo un tiempo en que creía que era posible, de hecho hubiera hecho lo que fuera para siquiera intentar demostrar que era capaz. Pero por muy cabezón que pudiera llegar a ser, el tiempo siempre le da la razón a quien la tiene y en este caso no era yo.

Hace siete años, yo vivía solo, nunca necesité a nadie más o eso pensaba. Yo, ingenuo de mi, pensaba que era feliz. Nunca estuve más lejos de la realidad. Los amigos que creía que tenía en realidad se aprovecharon de mí a mi costa. Lo peor era que me daba cuenta y me daba igual. Cuando aquella noche, en frente del cadáver, aún chorreante de sangre de Pablo, Hugo me apuntó con aquel arma solo por unos cuantos quilos de droga, entendí que mi vida no había servido de nada. Había desperdiciado veinte años por aparentar ser quien no soy. Aún no sé como salí con vida de aquella pesadilla. Quería morir, pero te conocí. Eras una muchacha risueña y curiosa, cálida e infantil. Yo ni siquiera sabía que tu, una pequeña mujer, haría que mi mundo se tambaleara de tal manera que lo acabase poniendo del revés. Me enamoré perdidamente, como nunca me había encariñado con alguna otra persona. Sofía, te acabaste convirtiendo en el centro de mi vida, todo giraba en torno a ti. Pero un día ya no estabas. Te habías ido y yo no podía siquiera evitarlo.


Detrás de esa sonrisa tuya de ángel se escondía una vida de dolor y soledad, que no me dejaste entender hasta que salió de sus labios tu último suspiro. Sofía, me ocultaste que tu vida se acababa, que me quedaría yo solo en este mundo cruel y duro. Amor, si hubiera sido capaz de mantenerte con vida, aún que solo fuera por un corto espacio de tiempo, me quedaría junto a ti. Daría mi propia vida por un solo día más contigo, antes que poder tener una eternidad sin ti.

Cuanta razón tenías al pronunciar: “Lo más grande que te puede suceder es que ames y seas correspondido.” Puesto que una vida sin amor es terrible, es imposible que una persona encuentre la felicidad en su propia compañía. Pero lo que más me apena es que jamás volveré a amar como te llegué a amar a ti.

Te prometí vivir una vida por los dos. Es la promesa más difícil que pronuncié en mi vida, pero por ti lo haré o moriré en el intento.


Siempre tuyo, Yago.

1 comentario:

  1. Estoy como tù, en espera de ver quièn gana! Ahí te leí, entre los cuentos... Saludos!

    ResponderEliminar